Especial Navidad en Sevilla
¡Lo prometido es deuda! Ya entrando en el mes de las comidas, de las reuniones, de los regalos y de los viajes, vamos a contaros un poco cómo se vive en la tradición Sevillana.
Para empezar con la entrada del frío aparecen los puestos de castañas asadas, y en consecuencia las numerosas humaredas que se forman en las calles, que le dan ese toque tan invernal que en esta ciudad nos falta. Porque sí, en Sevilla hace frío, pero más de 15ºC no bajamos, y al sol durante el día puedes alcanzar los 20ºC perfectamente. Conforme avanza el mes de noviembre el centro se llena de mercadillos: mercadillos de belenes en la calle Fray Ceferino González (entre la Catedral y el Archivo de Indias), mercadillos de Navidad como los de la Alameda de Hércules y el de Nervión, entre otros; además de las ferias del Libro antiguo y la de artesanía a principios y finales de diciembre en la Plaza Nueva. Son muy buenas oportunidades para hacer un regalo artesano y original.
También son muchas las entidades privadas, públicas y casas particulares que montan belenes expuestos durante toda la Navidad para que niños y mayores puedan visitarlos, es una de las atracciones más recurridas por las familias. Además la mayoría son gratuitos aunque se admiten donativos ya que el tiempo y el detalle que emplean para decorarlos es considerable. Por supuesto las iglesias también participan en esta exposición temporal que se repite cada año. Los más conocidos son el Belén de la Fundación Cajasol (Plaza de san Francisco) y el Belén de Playmobil (en la Caixa de calle Sierpes nº85).
Otras de las cosas que aportan ese encanto a la ciudad durante estas fechas es el alumbrado de la ciudad. Sevilla lleva tiempo destacando por sus luces, merece mucho la pena pasear por sus calles mientras disfrutas de unos tradicionales dulces navideños comprados en algún torno de los muchos conventos que se dedican a preparar alfajores, mantecados y mazapanes entre otros, hechos de forma artesanal por las monjas. Además, el ayuntamiento se dedica a organizar algunos espectáculos de luces, o “mapping”, todos los días hasta la víspera de reyes en el palacio de San Telmo, las Setas, o Plaza de San Francisco. Este año el espectáculo constituye el plato fuerte de la programación de las fiestas: recorre la historia, el arte, la cultura y la tradición navideña de la ciudad fusionándose sobre la fachada del Ayuntamiento de Sevilla en un acontecimiento único y novedoso que incorpora animaciones en 3D, juegos de luces y una cuidada banda sonora.
Y por último, ya entrados en el año nuevo y esperando a los reyes, cuyo día más esperado es el día en que el Heraldo Real hace su itinerario anual para recoger las llaves de la ciudad y las cartas de aquellos niños que por indecisión todavía no pudieron echar su carta en el buzón. Por supuesto la cabalgata de los Reyes Magos también es muy demandada, pero antes está esta ceremonia clave a la vez que importante para que sus majestades los Reyes Magos de Oriente puedan entrar en la ciudad de Sevilla a repartir los regalos. Cada año hace un recorrido similar por el centro y atrae la atención de todo el que camine por allí durante la víspera de la noche de reyes. Se debe también a que quién encarna al Heraldo suele ser un personaje reconocido en la ciudad y luce un traje que llama a la vista de cualquiera.
Y todo esto sin olvidar los conciertos navideños que se celebran en las calles, los coros de villancicos, las zambombas en los barrios de San Lorenzo y el Pumarejo, las uvas en Plaza Nueva y otras actividades que ambientan la ciudad, y que ya son toda una tradición en nuestra navideña Sevilla.
Especial Navidad en Sevilla
Estas disposiciones no fueron duraderas ni eficaces, pero nos habla de unos hechos a menudo desconocidos y de los que no se suele hablar, ni siquiera en los centros educativos. Pero merece la pena imaginar una Sevilla con un porcentaje llamativo de población negra, muchos de ellos llevando una carimba en el rostro, tal vez con el anagrama “ESCLAVO”, una S y un clavo (la primera que aparece en la imagen); aunque el carimbo se usó mayormente en las colonias americanas, mucho más difíciles de controlar por las autoridades. Otra curiosidad es que los hierros de carimbar se guardaban bajo llave en dependencias administrativas de la autoridad, o sea, que la carimba estaba perfectamente regulada por las leyes, y era como nuestros sellos de aduanas o de control de la CE o la matrícula en los coches, pues no se les consideraba más que mercancía. Y, además, por mandato real, los custodios y encargados de carimbar no podían cobrar por ello o cobrar, en todo caso, muy poco para evitar que se convirtiera en un negocio, como ya había ocurrido en algunos lugares.
Hasta 1679 no se suprimió la esclavitud indígena en los dos virreinatos y el carimbo aún tardaría un siglo más en ser prohibido completamente, ya en época ilustrada.