Sevilla es una ciudad maravillosa llena de historia y monumentos impresionantes, pero hoy os queremos hablar de qué se puede hacer en la ciudad más bonita del mundo además de las cosas típicas y esos «imprescindibles» que ya conocéis.

5. Un Picnic en el parque de María Luisa.

En Sevilla casi todos los días del año podemos disfrutar del sol y el cielo azul. Visita el parque de María Luisa a fondo, sus recovecos y sus preciosos edificios, plazas y museos y aprovecha para hacer un picnic en cualquier lugar del mismo, es una experiencia tranquila, bonita, cerca de todo y asequible!

4. Mira la agenda cultural y disfruta de algún concierto, recital o evento

La cultura en Sevilla es importante para sus ciudadanos y tanto el ayuntamiento como diferentes asociaciones siempre están organizando nuevas exposiciones, conciertos, recitales, etc. Solo tienes que mirar la agenda de la ciudad (aquí) y ver que hay cuando vengas. ¡Seguro que puedes disfrutar de algo diferente y muy local mientras estás aquí!

3. Alquila una bicicleta

Ya hemos hablado del sol y el buen tiempo de Sevilla. La ciudad además es llana y tiene kilómetros de carril bici, lo que la hace perfecta para disfrutar de este medio de transporte. Te permitirá ir mucho más lejos y en menos tiempo que andando y podrás descubrir rincones secretos que de otra manera sería difícil. Si quieres dejarte guiar nosotras ofrecemos este bike tour fantástico, pero si no, te aconsejamos que lo hagas por libre.

2. Explora los cafés y tiendas locales.

Olvídate del Starbucks y busca los cafés, bares y tabernas locales. Nosotras te recomendamos el Red House, El Gallo Rojo, Zalata o el No Kitchen, todos muy céntricos y diferentes. En estos sitios preguntad por las tapas y bebidas locales, no os olvidéis que el producto andaluz es de calidad y siempre riquísimo.

1. Visita los alrededores

Si tienes un poco de tiempo alrededor de Sevilla hay miles de opciones, desde las ruinas romanas de Itálica, a tan solo 10 minutos del centro, hasta la sierra de Huelva, donde descubrirás toda la ruralidad de Andalucía a unos 40 minutos, Las Minas de Riotinto, donde te parecerá estar en otro planeta, los pueblos blancos de Cádiz, rincones perdidos fuera de ruta con los que conocerás la autenticidad de nuestra tierra.

Estas disposiciones no fueron duraderas ni eficaces, pero nos habla de unos hechos a menudo desconocidos y de los que no se suele hablar, ni siquiera en los centros educativos. Pero merece la pena imaginar una Sevilla con un porcentaje llamativo de población negra, muchos de ellos llevando una carimba en el rostro, tal vez con el anagrama “ESCLAVO”, una S y un clavo (la primera que aparece en la imagen); aunque el carimbo se usó mayormente en las colonias americanas, mucho más difíciles de controlar por las autoridades. Otra curiosidad es que los hierros de carimbar se guardaban bajo llave en dependencias administrativas de la autoridad, o sea, que la carimba estaba perfectamente regulada por las leyes, y era como nuestros sellos de aduanas o de control de la CE o la matrícula en los coches, pues no se les consideraba más que mercancía. Y, además, por mandato real, los custodios y encargados de carimbar no podían cobrar por ello o cobrar, en todo caso, muy poco para evitar que se convirtiera en un negocio, como ya había ocurrido en algunos lugares.

Hasta 1679 no se suprimió la esclavitud indígena en los dos virreinatos y el carimbo aún tardaría un siglo más en ser prohibido completamente, ya en época ilustrada.