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Nuestras librerías favoritas en Sevilla

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Aquí os presentamos una lista de nuestras librerías preferidas en Sevilla. No sabíamos cuál poner primero porque todas nos parecen una delicia en su género, así que el orden es totalmente intercambiable y como por alguna había que empezar, aquí tenéis el listado!!

Un gato en bicicleta (Calle Perez Galdós, 22)

No es sólo una librería, es también un lugar de encuentro cultural precioso. En él encontrarás una cuidada selección de libros desde narrativa a poesía, teatro, diseño, arte, ilustración… tienen también fanzines y láminas preciosas. La sección infantil se encuentra al fondo, se puede alquilar la sala de arriba para todo tipo de eventos y por toda la tienda encontraréis salpicadas bolsas y algunos modelos de ropa. Si no quieres perderte nada, consulta su agenda cultural.

Los Terceros (Plaza de los Terceros, 14)

Una de las mejores librerías de segunda mano de Sevilla, en la que parece que impera el caos, pero no; está perfectamente organizada. Está especializada en libros sobre historia de Sevilla, historia de América y es el lugar perfecto para encontrar joyas que ya no se editan en español sobre cultura árabe o cine, por ejemplo. Nuestra recomendación es des una vuelta, veas todo lo que hay y cuando necesites algo en concreto se lo pidas al dueño. De esta manera habrás descubierto alguna joya. Y si estás fuera de Sevilla también puedes pedir tus libros a través de su librería online

Losterceros

La Fuga (Calle Conde de Torrejón, 4)

Una librería pequeña al lado de la Alameda especializada en teoría crítica, filosofía, política o “literatura maldita”. De los más underground que se puede encontrar en Sevilla. El dueño es encantador, y la petición de un libro puede dar lugar a un buen rato de charla y recomendaciones.

Nostromo (Calle Zaragoza, 11)

La tienda de cómics que más asociamos a nuestra juventud y quizá una de las más populares de Sevilla. Tienen de TODO: desde los cómics más clásicos a las últimas novedades. También todo tipo de juegos de mesa, cartas, figuritas, camisetas… una delicia del universo friki. Si pasas por la puerta, párate en su escaparate porque merece muchísimo la pena.

Relatoras (Calle Amargura, 8)

Librería especializada en literatura feminista y en obras de ficción escritas por mujeres. Comenzó como librería online pero pronto se hizo un hueco en la ciudad. Además de librería también alberga diferentes talleres de lectura o escritura desde una perspectiva de género.

El viajero sedentario (Alameda de Hércules, 77)

Es una librería café de reciente apertura en la que puedes disfrutar de café, té, zumos o tartas caseras mientras lees alguna de las obras de su fondo bibliográfico en varios idiomas, que puedes comprar o tomar en préstamo. El local interior no es muy grande y cuenta con una terraza muy agradable. También realizan actividades culturales como club de lectura, presentaciones de libros, conciertos y en un futuro, les gustaría hacer proyecciones de películas.

Rayuela (Calle José Luis Luque, 6)

Librería dedicada al público infantil eminentemente, tienen una enorme variedad de libros y juguetes educativos. También organizan algunas actividades como cuentacuentos, talleres de narración, concursos… Los libros están ordenados por edades, y dentro de ella, por temática. Pero si aun así te sientes perdido, pregunta porque los dependientes te aconsejan muy bien.

Lafugalibreria

Nuestras librerías favoritas en Sevilla

Estas disposiciones no fueron duraderas ni eficaces, pero nos habla de unos hechos a menudo desconocidos y de los que no se suele hablar, ni siquiera en los centros educativos. Pero merece la pena imaginar una Sevilla con un porcentaje llamativo de población negra, muchos de ellos llevando una carimba en el rostro, tal vez con el anagrama “ESCLAVO”, una S y un clavo (la primera que aparece en la imagen); aunque el carimbo se usó mayormente en las colonias americanas, mucho más difíciles de controlar por las autoridades. Otra curiosidad es que los hierros de carimbar se guardaban bajo llave en dependencias administrativas de la autoridad, o sea, que la carimba estaba perfectamente regulada por las leyes, y era como nuestros sellos de aduanas o de control de la CE o la matrícula en los coches, pues no se les consideraba más que mercancía. Y, además, por mandato real, los custodios y encargados de carimbar no podían cobrar por ello o cobrar, en todo caso, muy poco para evitar que se convirtiera en un negocio, como ya había ocurrido en algunos lugares.

Hasta 1679 no se suprimió la esclavitud indígena en los dos virreinatos y el carimbo aún tardaría un siglo más en ser prohibido completamente, ya en época ilustrada.