Hanukkah
¿Qué es eso de Hanukkah o Jánuca que tanto nos suena pero que nunca hemos llegado a conocer? Jánuca no es la navidad judía como se suele decir aunque si es una de sus festividades principales y coincide con la Navidad cristiana ya que también se celebra en el mes de diciembre.
Lo que la comunidad judía celebra en estas fechas es la conmemoración del milagro de los Macabeos, una sección del pueblo judío que en el siglo II AC ganó la batalla contra los sirios y con su victoria pudieron recuperar el Templo Sagrado de Jerusalén. Esa misma noche encendieron las velas del templo profanado, sólo tenían aceite para una noche, sin embargo las velas duraron ocho días con sus noches encendidas, por eso es tradición en estas fechas encender la menorá o candelabro de nueve brazos. Se enciende primero la vela central y cada noche, mientras se recitan oraciones, se van encendiendo las demás. Es tradición colocar estas velas cerca de puertas o ventanas con intención de que las gentes puedan admirarlas y recuerden el milagro ocurrido tantos siglos atrás.
Nosotros hemos querido hoy hablar en el blog de esta bonita y desconocida tradición en Sevilla porque, los judíos fueron expulsados de la ciudad en tiempos de los Reyes Católicos. Sin embargo, pensamos que es interesante conocer las tradiciones de otras culturas y religiones, sobretodo si son tan importantes como lo es Hanukkah.
Así que ¡Feliz Jánuca!
Hanukkah
Estas disposiciones no fueron duraderas ni eficaces, pero nos habla de unos hechos a menudo desconocidos y de los que no se suele hablar, ni siquiera en los centros educativos. Pero merece la pena imaginar una Sevilla con un porcentaje llamativo de población negra, muchos de ellos llevando una carimba en el rostro, tal vez con el anagrama “ESCLAVO”, una S y un clavo (la primera que aparece en la imagen); aunque el carimbo se usó mayormente en las colonias americanas, mucho más difíciles de controlar por las autoridades. Otra curiosidad es que los hierros de carimbar se guardaban bajo llave en dependencias administrativas de la autoridad, o sea, que la carimba estaba perfectamente regulada por las leyes, y era como nuestros sellos de aduanas o de control de la CE o la matrícula en los coches, pues no se les consideraba más que mercancía. Y, además, por mandato real, los custodios y encargados de carimbar no podían cobrar por ello o cobrar, en todo caso, muy poco para evitar que se convirtiera en un negocio, como ya había ocurrido en algunos lugares.
Hasta 1679 no se suprimió la esclavitud indígena en los dos virreinatos y el carimbo aún tardaría un siglo más en ser prohibido completamente, ya en época ilustrada.