Muchos de los visitantes y viajeros que paran en Sevilla se quedan en la ciudad, pues tiene mucho que ver. Otros, sin embargo, tienen algunos días más y deciden irse de escapada algún día para aprovechar y conocer algo más de nuestra tierra. Los «day trips» más clásicos son a Ronda, Córdoba y Cádiz, pero hoy queremos hacer un TOP5 de nuestros rincones favoritos cerca de la ciudad, mucho más desconocidos y también auténticos, parajes a los que sin duda merece la pena escaparse.

5. Baelo Claudia

En la provincia de Cádiz, a 20 km de Tarifa ( y a un par de horas de Sevilla) encontramos las catalogadas como mejores playas de Andalucía. Hablamos de toda la zona de Conil, Caños de Meca, Zahara, El Palmar y Bolonia, donde además de las playas podemos disfrutar de estas maravillosas ruinas romanas del siglo II a.C

Si venís en primavera, varano u otoño probablemente una escapada a la playa no esté de más, podréis disfrutar del maravilloso tiempo, el pescado gaditano, las ruinas y daros un buen baño.

4. Cascadas del Huéznar

Al norte de Sevilla tenemos otro parque natural: El parque natural Sierra Norte, con algunos municipios curiosos como San Nicolás del Puerto (que tiene una playa artificial en el pueblo donde bañarse), pero si lo que queremos es disfrutar de la naturaleza y quizás darnos un buen baño, en las afueras hay aun un enclave mejor: Las cascadas del río Huéznar.

Se trata de una pequeña caminata de 2 km desde el pueblo hasta llegar a las cascadas, un increíble monumento natural muy desconocido y cerca de Sevilla.

3. Écija

Siendo sus vecinas Osuna y Carmona más conocidas no puedo dejar fuera de este TOP 5 uno de los pueblos más bonitos y monumentales con los que cuenta la provincia de Sevilla.

Écija es una maravilla en si mismo, el pequeño pueblo (conocido coloquialmente como «La ciudad de las torres») cuenta con más de 25 iglesias y conventos de interés, la mayoría barrocos, aunque también encontramos algunos renacentistas y bastantes vestigios romanos. Además podrás visitar algunos de sus preciosos palacios, pues igual que su vecina Osuna, Écija era una ciudad rica y muchos nobles y mecenas vivían en ella, por lo que aun nos quedan impresionantes casas-palacios por todo el centro histórico del pueblo.

Es además uno de los pueblos más antiguos de Andalucía, ¡y si vais no podéis dejar de probar sus famosísimos dulces!

2. Úbeda y Baeza

De las excursiones propuestas, Úbeda y Baeza en la provincia de Jaén son las más alejadas de la ciudad, pues se tarda desde Sevilla poco menos de 3 horas. Si tenéis tiempo aun así os lo recomiendo encarecidamente. Granada está igual de lejos y aunque preciosa está bastante más saturada que estos dos encantadores pueblos y auténticas joyas de Andalucía.

Declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, estos pequeños pueblos te dejarán con la boca abierta, pues ambas localidades son el centro renacentista de nuestra comunidad, con un conjunto monumental formado por más de 50 obras y edificios de entre los siglos XVI y XVII.

Además estarás cerquísima del parque natural Sierra de Cazorla, donde nace el Guadalquivir y estarás sin duda más fresco que en la calurosa Sevilla.

1. Sierra de Aracena

Aunque para muchos onubenses y sevillanos no es del todo desconocido, para la mayoría de viajeros es casi como si no existiera esta maravillosa sierra a tan sólo 45 minutos de la ciudad. Con pueblos tan encantadores como Higuera de la Sierra, Linares, Alájar, Almonaster la Real, Valdelarco o Arroyomolinos de león entre muchos otros preciosos pueblecitos.

Además podemos hacer algunas rutas y senderismo por el parque natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche y disfrutar de la naturaleza muy cerca de la ciudad. Si no te va demasiado el «plan verde» puedes optar por actividades tanto más tranquilas como de aventura (kayak, espeleología o rápel) o ir a la maravillosa Gruta de las Maravillas (Aracena).

La zona además es ideal para degustar embutidos y carnes de la tierra, ricas migas en invierno o los famosos gurumelos. En un día dando una vuelta en coche puedes conocer al menos 4 preciosos pueblos de la zona.

Estas disposiciones no fueron duraderas ni eficaces, pero nos habla de unos hechos a menudo desconocidos y de los que no se suele hablar, ni siquiera en los centros educativos. Pero merece la pena imaginar una Sevilla con un porcentaje llamativo de población negra, muchos de ellos llevando una carimba en el rostro, tal vez con el anagrama “ESCLAVO”, una S y un clavo (la primera que aparece en la imagen); aunque el carimbo se usó mayormente en las colonias americanas, mucho más difíciles de controlar por las autoridades. Otra curiosidad es que los hierros de carimbar se guardaban bajo llave en dependencias administrativas de la autoridad, o sea, que la carimba estaba perfectamente regulada por las leyes, y era como nuestros sellos de aduanas o de control de la CE o la matrícula en los coches, pues no se les consideraba más que mercancía. Y, además, por mandato real, los custodios y encargados de carimbar no podían cobrar por ello o cobrar, en todo caso, muy poco para evitar que se convirtiera en un negocio, como ya había ocurrido en algunos lugares.

Hasta 1679 no se suprimió la esclavitud indígena en los dos virreinatos y el carimbo aún tardaría un siglo más en ser prohibido completamente, ya en época ilustrada.