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Vinos andaluces

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Hacía tiempo que le daba vueltas a escribir algo sobre los vinos de esta hermosa tierra nuestra. Y es que en España se bebe bien y a muy buen precio, y en Andalucía todavía mejor si cabe. Tenemos una variedad (en muchos casos, desgraciadamente, muy desconocida) estupenda de vinos, que da la impresión son poco valorados y bebidos en la ciudad y mucho más populares en sus lugares de origen, la costa y los pequeños pueblos.

Hace poquito creamos una nueva ruta: «Cata de vinos andaluces», con la intención de dar a conocer estos ricos brebajes de nuestra tierra, buenos, económicos y fantásticos para maridar con un buen aperitivo mediterráneo (aceitunas, quesos o jamón).

Nuestra tierra cuenta con 7 D.O (Denominaciones de Origen), como el bien conocido Jeréz o Sherry, La Manzanilla o El Condado de Huelva. En las diferentes zonas existen especialidades como el fino, el oloroso, el palo cortao o el Pedro ximénez.

La calle Córdoba es maravillosa, siempre atestada de gente, con tiendas típicas, especialmente zapaterías y mucho ambiente.

Además en ella se encuentra una pieza de patrimonio de las «mas antiguas» de la ciudad, la base de la torre alminar de la antigua mezquita mayor Ibn Adabbás, que se encontraba en lo que es hoy la Colegiata del Salvador.

Hay que fijarse bien, pues la calle es estrecha y la torre pasa desapercibida, por lo que tenemos que parar y levantar el cuello al cielo. Justo al lado de la susodicha torre y a través de una pequeña puerta o abertura vamos a parar a un pasillo de piedra que desemboca en el maravilloso (a ratos tranquilo y a ratos atestado) patio de los Naranjos del Salvador.

También perteneciente a la antigua mezquita, y aunque ha sido muy modificado, sigue conservando su encanto, y unos preciosos capiteles de época visigoda encastrados ya en la pared.

Caldos Andaluces
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Vinos andaluces

Estas disposiciones no fueron duraderas ni eficaces, pero nos habla de unos hechos a menudo desconocidos y de los que no se suele hablar, ni siquiera en los centros educativos. Pero merece la pena imaginar una Sevilla con un porcentaje llamativo de población negra, muchos de ellos llevando una carimba en el rostro, tal vez con el anagrama “ESCLAVO”, una S y un clavo (la primera que aparece en la imagen); aunque el carimbo se usó mayormente en las colonias americanas, mucho más difíciles de controlar por las autoridades. Otra curiosidad es que los hierros de carimbar se guardaban bajo llave en dependencias administrativas de la autoridad, o sea, que la carimba estaba perfectamente regulada por las leyes, y era como nuestros sellos de aduanas o de control de la CE o la matrícula en los coches, pues no se les consideraba más que mercancía. Y, además, por mandato real, los custodios y encargados de carimbar no podían cobrar por ello o cobrar, en todo caso, muy poco para evitar que se convirtiera en un negocio, como ya había ocurrido en algunos lugares.

Hasta 1679 no se suprimió la esclavitud indígena en los dos virreinatos y el carimbo aún tardaría un siglo más en ser prohibido completamente, ya en época ilustrada.