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Expresiones Populares en Nuestras Rutas

Castello Di San JorgeSan LuisPuerta Y Basilica Macarena

En nuestras visitas solemos utilizar muchas expresiones populares y muchas veces no nos da tiempo a explicarlas todas mientras estamos en ruta. Así que en este post vamos a rescatar algunas de las que más nos gustan para explicar sus orígenes. Y es que a fin de cuentas, nuestro presente es siempre el resultado de nuestro pasado. En La Sevilla de los placeres prohibidos (viernes 4, 11 y 18 de diciembre) hablamos sobre las mancebías y la prostitución en general en tiempos pasados, entre otros temas. Y precisamente de esta profesión es de donde viene la expresión “irse de picos pardos”. El siglo XVII acaba la convivencia pacífica entre los burdeles y las sociedades urbanas; se suceden las acciones hostiles siempre organizadas por la compañía de Jesús, empeñada en extender el modelo de virtud de los religiosos a toda la sociedad. Se ponían a la entrada tratando de convencer a los clientes de no entrar a pecar, y también a convencer a las mujeres de que dejaran tan vil oficio. Por eso en determinados momentos se las hizo vestir en con mantos o picos de color pardo, de ahí lo de “irse de picos pardos”, o bien de color azafrán…con el resultado de que el azafrán se pondrá de moda.

En Sevilla Macabra no escatimamos en detalles sobre torturas y condenas a todo tipo de malhechores (o no). Pero también nos detenemos a hablar de procesiones que a día de hoy nos resultarían muy llamativas como la antigua procesión de los huesos. Igual de antigua pero que ha cambiado muchísimo hasta nuestros días es la procesión del Corpus Christi. En su momento consistía en una procesión de reliquias las cuales se suponían milagrosas. Esto es trozos de brazos, manos completas, dientes, pellejos, etc… que se suponían pertenecientes a santos y santas. A veces, estas reliquias eran puestas en remojo en agua o vino y el menjunje resultante se repartía entre la gente. Podemos asegurar que esta solución era auténtica “mano de santo”. Por último, de aquella época en que Sevilla era Puerto de las Américas, queremos rescatar dos expresiones. La primera hace relación a los marineros y su escasa capacidad para nadar y escapar vivos al caer a las aguas. Por eso solían dejarse el cabello largo. En caso de naufragio, podían ser agarrados por los pelos y salvarlos de una muerte segura por ahogamiento. Efectivamente de aquí es de donde viene la expresión “salvado por los pelos”. Si en lugar de ser salvados eran castigados, era frecuente “mandarlos al carajo”. El carajo era una cestilla al final del mástil, donde el movimiento del barco se sentía más que en ningún otro lugar de la nave. La sensación de movimiento lateral era tal, que los marineros salían mareados y atormentados. Y desde entonces venimos teniendo esta costumbre de mandar a alguien al carajo cuando no nos ha caído en gracia.

San Luis
Puerta Y Basilica Macarena

Expresiones Populares en Nuestras Rutas

Estas disposiciones no fueron duraderas ni eficaces, pero nos habla de unos hechos a menudo desconocidos y de los que no se suele hablar, ni siquiera en los centros educativos. Pero merece la pena imaginar una Sevilla con un porcentaje llamativo de población negra, muchos de ellos llevando una carimba en el rostro, tal vez con el anagrama “ESCLAVO”, una S y un clavo (la primera que aparece en la imagen); aunque el carimbo se usó mayormente en las colonias americanas, mucho más difíciles de controlar por las autoridades. Otra curiosidad es que los hierros de carimbar se guardaban bajo llave en dependencias administrativas de la autoridad, o sea, que la carimba estaba perfectamente regulada por las leyes, y era como nuestros sellos de aduanas o de control de la CE o la matrícula en los coches, pues no se les consideraba más que mercancía. Y, además, por mandato real, los custodios y encargados de carimbar no podían cobrar por ello o cobrar, en todo caso, muy poco para evitar que se convirtiera en un negocio, como ya había ocurrido en algunos lugares.

Hasta 1679 no se suprimió la esclavitud indígena en los dos virreinatos y el carimbo aún tardaría un siglo más en ser prohibido completamente, ya en época ilustrada.