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El Origen Gremial de la Semana Santa

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Sevilla es una ciudad que tiene una gran riqueza cultural y un valor que la convierte en uno de los destinos más atractivos para miles de personas de todo el mundo. La Semana Santa en Sevilla es un ejemplo de la historia y tradición que tiene. Porque, aunque la Semana Santa es, después de todo, un evento religioso, se ha convertido en una de nuestras fiestas más características, que todo el mundo vive con mucha intensidad y pasión.

Pero hoy hablaremos sobre un punto muy interesante de la Semana Santa sevillana y su origen. Y es que esta, con sus tradiciones, pasos e imágenes, está históricamente ligada a los gremios profesionales.

Muchas de las hermandades y cofradías de Sevilla nacieron a partir de gremios que ya existían: orfebres, toneleros, marineros, ceramistas… Ya durante la Edad Moderna, se constatan más de un centenar de asociaciones profesionales vinculadas a hermandades y cofradías.

Pero empecemos por el principio. ¿Qué es un gremio? El gran estudioso de la Edad Media sevillana, el profesor Sánchez Herrero, definió al gremio como «una asociación, comunidad, cuerpo o corporación de hombres libres, profesionales, es decir pertenecientes al comercio o a un oficio, arte o menester, para el ejercicio de su profesión y defensa de sus propios intereses, viviendo todos ellos en un determinado barrio o calle de la ciudad».

Estos gremios profesionales empezaron a desarrollar cofradías y hermandades para conseguir incluso más unión y protección entre ellos. Como hemos dicho, los integrantes de un gremio ya tenían muchas cosas en común: la misma profesión, mismo barrio, etc. Entonces, ¿por qué no llevar esa unión también al plano religioso? Así que surge la necesidad de asociarse para compartir también la esfera piadosa de los fieles.

Estas cofradías, muchas veces impulsada incluso por las iglesias, por lo general se ponían bajo la advocación de un patrón: generalmente fundaban un hospital (en el que atendían sobre todo a personas pobres) y realizaban diversas obras asistenciales y benéficas. Los miembros tenían la obligación (y el deseo) de ayudarse entre sí, no sólo en el oficio del gremio, sino también en el trabajo de la casa y del campo. Asistían económicamente a los que hacían peregrinación y, muy especialmente, ayudaban al cofrade enfermo o participaban en el luto del que fallecía.

La vinculación entre gremios y hermandades no siguió siempre el mismo recorrido, ya que hubo hermandades que surgieron con el gremio, otras que nacieron a partir de una escisión o grupo, otras que estuvieron vinculadas por la participación parcial de algunos de sus miembros, etc. Pero, como hemos explicado, podemos entender esta agrupación medieval de oficios como uno de los orígenes de las hermandades penitenciales en la Edad media sevillana hasta la extinción oficial de los gremios en el siglo XIX.

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¿Sabes qué hermandades tuvieron ese vínculo con los gremios? Te hablaremos de algunas, ¡sigue leyendo!

La Hermandad Sacramental de la Esperanza de Triana se fundó en 1418 por los miembros del gremio de los ceramistas, establecida en la Parroquia de Santa Ana. Según los documentos históricos, en el siglo XVI la hermandad se fusionó con otros gremios de pescadores y marineros. Es más, su sede actual se conoce como Capilla de los Marineros y en su escudo podemos ver un ancla.

En relación con los pescadores, ellos también tuvieron hermandades propias antes de unirse a La Hermandad de la Esperanza. En el siglo XVI, fundaron La Hermandad de San Juan. Los marineros, por su parte, crearon La Hermandad de las Tres Caídas, fusionada posteriormente con las dos anteriores (Esperanza y San Juan).

Otra de las más conocidas es La Hermandad de las Cigarreras (aunque su nombre oficial es Real e Ilustre Hermandad y Cofradía de Nazarenos de la Sagrada Columna y Azotes de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de la Victoria Coronada). Como bien dice su nombre, estuvo vinculada a la antigua Fábrica de Tabacos, aunque es cierto que esto ocurrió hace relativamente poco. (Si quieres saber más sobre las cigarreras sevillanas, pásate por aquí). Fue fundada en el siglo XVI en la antigua Iglesia de San Benito de Calatrava. Pero adquiere el nombre popular de “Las Cigarreras” en 1904, dónde comienza su vinculación a la Fábrica de Tabacos, ya que fue trasladada a la capilla de este recinto, dónde permanecería hasta el año 1965, cuando se traslada al barrio de Los Remedios.

La Hermandad de los Panaderos, originalmente llamada La Hermandad del Prendimiento, también tuvo gran vinculación, como dice el nombre, con el gremio de panaderos. Como ocurre con las Cigarreras, esta hermandad no fue creada por el propio gremio. Es más, aunque se origina en el 1600 aproximadamente, no es hasta finales del siglo XVIII que empieza a conocerse popularmente como Los Panaderos, debido a que muchos de los hermanos tenían esta profesión.

La Hermandad del Museo fue fundada por el gremio de los plateros en 1575. Se la conoce así porque su sede se encuentra en el Museo de Bellas Artes.

¿Conocías esta relación histórica entre profesiones y hermandades? Su aparición durante la Edad Media explica cómo era la vida en una Sevilla antigua, donde hasta la profesión estaba estrechamente vinculada a las tareas religiosas, ya que toda vida social estaba permeada totalmente por la religión.

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El Origen Gremial de la Semana Santa

Estas disposiciones no fueron duraderas ni eficaces, pero nos habla de unos hechos a menudo desconocidos y de los que no se suele hablar, ni siquiera en los centros educativos. Pero merece la pena imaginar una Sevilla con un porcentaje llamativo de población negra, muchos de ellos llevando una carimba en el rostro, tal vez con el anagrama “ESCLAVO”, una S y un clavo (la primera que aparece en la imagen); aunque el carimbo se usó mayormente en las colonias americanas, mucho más difíciles de controlar por las autoridades. Otra curiosidad es que los hierros de carimbar se guardaban bajo llave en dependencias administrativas de la autoridad, o sea, que la carimba estaba perfectamente regulada por las leyes, y era como nuestros sellos de aduanas o de control de la CE o la matrícula en los coches, pues no se les consideraba más que mercancía. Y, además, por mandato real, los custodios y encargados de carimbar no podían cobrar por ello o cobrar, en todo caso, muy poco para evitar que se convirtiera en un negocio, como ya había ocurrido en algunos lugares.

Hasta 1679 no se suprimió la esclavitud indígena en los dos virreinatos y el carimbo aún tardaría un siglo más en ser prohibido completamente, ya en época ilustrada.