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Top 5 olores de Sevilla

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Viajar es una experiencia que puedes sentir con los cinco sentidos. Y los olores de los distintos lugares que visitas pueden marcar tus recuerdos para siempre. Si vienes en un futuro cercano, estos pueden ser los olores de Sevilla que más llamen tu atención:

1.Azahar

Hay naranjos por toda la ciudad. Durante el invierno están cargados de naranjas y en primavera repletos de flores. Algunas personas que no conocen este árbol a veces nos han comentado que parece haber botes de perfume en las calles porque el olor es muy intenso. Este es el motivo por el que el olor a azahar encabeza este listado. Atención: no probéis las naranjas ya que son amargas. Muy amargas. Las naranjas dulces se cultivan en el campo, pero los naranjos de la ciudad son para decorar las calles y darles este olor tan característico. En Inglaterra, por ejemplo, es muy famosa la mermelada hecha con naranjas amargas de Sevilla.

La rosa es otra flor que huele muy bien. En la Plaza América del Parque de María Luisa hay cientos de rosas que florecen durante el mes de mayo. Si estás en Sevilla el próximo mayo no olvides ir a esta plaza y disfrutar de su belleza, del sol y del maravilloso olor de las rosas. También puedes visitar el Museo Arqueológico o alimentar a las palomas.

2.Incienso

En Sevilla puedes oler el incienso no sólo en las Iglesias, sino también por sus calles, especialmente durante la Semana Santa, ya que es un olor que siempre acompaña a las procesiones. El resto del año puedes encontrar incienso en la Antigua Cerería del Salvador y también en la cercana Calle Córdoba.

3.Ajo

Victoria Beckham dijo que no podía seguir viviendo en España por el olor a ajo en todas partes. Su sensible nariz detectó uno de los principales ingredientes de nuestra gastronomía. Sí, nos gusta el ajo. Y también nos encanta cocinar. En este mundo globalizado donde la gente trabaja tanto que apenas tiene tiempo de cocinar, en Andalucía aún muchas familias cocinan en sus casas. Es muy común oler la comida de sus cocinas mientras caminas por la calle. Pensamos que es simplemente delicioso.

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4.Té y especias

Hay muchas tiendas de té en la ciudad y algunas de ellas exponen sus productos en cestas a la entrada. ¿Qué podemos decir? Es imposible detenerse y sentirme cautivada por los olores de los diferentes tipos de té y las especias.

5.Pescaíto frito

Sevilla no está en la costa, pero nos encanta el pescaíto frito. Especialmente el adobo, un tipo de marinado hecho con vinagre. En el pasado se marinaba el pescado con adobo para esconder el mal olor del pescado no tan fresco. A día de hoy es una sabrosa manera de comerlo. Aquí en Sevilla el adobo es más fuerte que en Cádiz, por ejemplo. Y el bar más famoso donde puedes probarlo es Blanco Cerrillo, en la calle José Velilla. Es en la zona comercial, y si te pierdes por estas calles, no te preocupes, sólo tienes que seguir el olor para encontrar el bar.

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Top 5 olores de Sevilla

Estas disposiciones no fueron duraderas ni eficaces, pero nos habla de unos hechos a menudo desconocidos y de los que no se suele hablar, ni siquiera en los centros educativos. Pero merece la pena imaginar una Sevilla con un porcentaje llamativo de población negra, muchos de ellos llevando una carimba en el rostro, tal vez con el anagrama “ESCLAVO”, una S y un clavo (la primera que aparece en la imagen); aunque el carimbo se usó mayormente en las colonias americanas, mucho más difíciles de controlar por las autoridades. Otra curiosidad es que los hierros de carimbar se guardaban bajo llave en dependencias administrativas de la autoridad, o sea, que la carimba estaba perfectamente regulada por las leyes, y era como nuestros sellos de aduanas o de control de la CE o la matrícula en los coches, pues no se les consideraba más que mercancía. Y, además, por mandato real, los custodios y encargados de carimbar no podían cobrar por ello o cobrar, en todo caso, muy poco para evitar que se convirtiera en un negocio, como ya había ocurrido en algunos lugares.

Hasta 1679 no se suprimió la esclavitud indígena en los dos virreinatos y el carimbo aún tardaría un siglo más en ser prohibido completamente, ya en época ilustrada.